Sabemos que en época de Augusto, las puellae (niñas) dejaban de ser tales a partir de los doce años, momento en el que se institucionalizaba un paso hacia la edad adulta, de mulier, que no siempre la misma naturaleza había tenido tiempo de materializar. Con esa edad, también podían celebrarse matrimonios y con ello, la posibilidad de que estas puellae convertidas en mulieres, acabasen siendo madres. Las dificultades de la gestación, que incluso muchas veces acaba dramáticamente con la muerte de madre e hijo durante el momento del parto, hizo que las parturientas se encomendasen a Iuno Lucina, aquella que da luz, para que el alumbramiento transcurriera sin excesivas penas.
Si quieres saber más, te recomendamos el trabajo de la profesora Rosa Cid sobre el culto a Juno Lucina y la fiesta de matronalia
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